El 29 de septiembre marca el Día Internacional de la Concienciación contra el Desperdicio de Alimentos, una fecha en la que se destaca un problema global que afecta tanto a la seguridad alimentaria como al medio ambiente. En medio de una creciente población mundial y la necesidad de preservar nuestros recursos naturales, este día nos recuerda la importancia de tomar medidas para reducir el desperdicio de alimentos en nuestras vidas diarias.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), se estima que aproximadamente un tercio de todos los alimentos producidos a nivel mundial se desperdicia. Esto equivale a cerca de 1.300 millones de toneladas de alimentos cada año, un 17% del total producido, con un valor económico de alrededor de 680 mil millones de dólares y cuya producción ha utilizado un 38% de la energía empleada en el sistema alimentario mundial.
La paradoja de desperdiciar tal cantidad de alimentos se torna cruel cuando la comparamos con las más de 700 millones de personas en el mundo que han padecido hambruna según los datos publicados por la ONU en su balance del año 2022.
Este desperdicio representa una pérdida económica significativa y agrava multitud de crisis humanitarias, pero también tiene un impacto devastador en el medio ambiente. La producción de alimentos requiere una gran cantidad de recursos naturales, como agua y tierra, y genera emisiones de gases de efecto invernadero. Cuando los alimentos se desperdician, también se desperdician estos recursos y se aumenta la presión sobre nuestro planeta.
Acciones para Combatir el Desperdicio de Alimentos
El Día Internacional de la Concienciación contra el Desperdicio de Alimentos nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre nuestras prácticas y tomar medidas para combatir este problema:
- Concienciación: El primer paso para combatir el desperdicio de alimentos es la concienciación. Debemos comprender la magnitud del problema y cómo nuestras acciones individuales contribuyen a él.
- Compra y planificación inteligente: Comprar solo lo que necesitamos y planificar nuestras comidas puede ayudar a reducir el desperdicio de alimentos en casa. Además, debemos dar prioridad a la compra de productos locales y de temporada para reducir la huella de carbono de nuestros alimentos.
- Reducción del desperdicio en restaurantes: Los restaurantes y establecimientos de comida también pueden desempeñar un papel importante. Fomentar porciones adecuadas y ofrecer opciones para llevar el exceso de comida son estrategias efectivas.
- Donación de alimentos: En lugar de desechar alimentos que aún son comestibles, pero no se pueden vender, las tiendas de comestibles y restaurantes pueden donarlos a organizaciones benéficas locales. En España esta tarea es compleja debido a las restricciones de seguridad alimentaria del Ministerio de Sanidad, por lo que es necesario una revisión de este tipo de normativas para que la restauración pueda favorecer las donaciones de forma segura.
- Compostaje: Para los alimentos que ya no son aptos para el consumo humano, el compostaje puede convertirlos en un recurso valioso para la agricultura y la jardinería.
- Innovación tecnológica: La tecnología desempeña un papel clave en la reducción del desperdicio de alimentos, desde aplicaciones que ayudan a rastrear y utilizar alimentos antes de que se echen a perder, hasta sistemas de envasado más eficientes.
Siete Buenas Prácticas Alimentarias en las Oficinas
El lugar de trabajo es otro escenario donde las buenas prácticas alimentarias pueden contribuir significativamente a la reducción del desperdicio de alimentos. Aquí hay algunas recomendaciones para fomentar la conciencia y la responsabilidad alimentaria en el entorno laboral:
- Educación y sensibilización: Las empresas pueden organizar sesiones informativas o talleres sobre la importancia de la reducción del desperdicio de alimentos y cómo los empleados pueden contribuir. La educación es fundamental para promover un cambio de comportamiento.
- Comedor de la empresa: Si la empresa dispone de un comedor, es importante que se sirvan porciones adecuadas y se ofrezcan opciones saludables. También se puede implementar un sistema de bandejas apilables para que los empleados puedan llevar solo la cantidad que pueden comer.
- Promoción de opciones vegetarianas y veganas: Ofrecer opciones vegetarianas y veganas puede ayudar a reducir la huella ambiental de las comidas en la oficina, ya que la producción de carne suele ser más intensiva en recursos.
- Política de cero desperdicio: Las empresas pueden alentar a los empleados a llevar su propia comida en recipientes reutilizables y proporcionar instalaciones para calentarla. Esto reduce la necesidad de alimentos en envases desechables y fomenta la planificación de comidas.
- Uso de contenedores reutilizables: Alentar el uso de contenedores reutilizables para llevar comida para llevar y bebidas puede reducir la cantidad de envases desechables.
- Programas de incentivos: Las empresas pueden implementar programas de incentivos para recompensar a los empleados que adopten prácticas alimentarias responsables, como traer su propia comida, utilizar contenedores reutilizables o participar en iniciativas de reducción del desperdicio de alimentos.
- Seguimiento y medición: Realizar un seguimiento de la cantidad de alimentos desperdiciados en la empresa puede ayudar a identificar áreas de mejora y evaluar el progreso con el tiempo.
Algunas de estas medidas se tienen en cuenta dentro de la metodología del certificado WELL V2, que cuenta con un concepto de Alimentación dedicado exclusivamente a fomentar mejores prácticas alimenticias entre los ocupantes de un edificio, especialmente dentro del entorno laboral.
Ofrecer un espacio de comedor, dietas alternativas, proveedores de proximidad o productos ecológicos y saludables, garantizan una mejora considerable en la salud de las personas; por eso cada vez más compañías apuestan por el cumplimiento de las medidas ofrecidas por WELL en el ámbito de la alimentación.